martes, 11 de enero de 2011

Lo que no te mata te hace más fuerte.

Es un secreto a voces el hecho de que detesto Lugo. Sin embargo, desde que vine de las vacaciones de navidad , esta pequeña ciudad gallega no me parece tan desagradable. Comencé con MUY mal pie, tropezando una y otra vez... me caí al suelo y me intenté levantar.

Tengo montañas de apuntes que estudiar, me paso el día entre libros, en la biblioteca, tomando bebidas con cafeina y chocolate, etc. Pero justo antes de coger mi mochila para internarme de nuevo en Intercentros, miro por la ventana de mi casa, hacia el río Miño o, simplemente el edificio de enfrente y no siento nostalgia; sonrío.

He logrado sobreponerme a muchas de las cosas que hacían no muy agradable mi estancia en Lugo.

Me siento más fuerte, más capaz. Hoy, el simple saludo de un compañero con un : "Hola, Mar" me ha animado. Puede que en eso radique el hecho de que me haya sobrepuesto a la situación, aunque el cielo esté encapotado soplo a las nubes para ver el sol, sé que algún día se irán y lo veré.

Ahora, creo , que todo va a mejorar.
Las navidades que he pasado en mi tierra, con mi gente, con mis animales... todo eso me ha dado una lección muy importante que he aprendido pero que ahora mismo no sé ponerle nombre. Es extraño, pero así soy yo. Extraña, torpe, distraida, gritona, desquiciante,... todo lo que me queráis poner.

Sin embargo, os voy a demostrar que es lo que me podéis llamar y que no.